¿Quién no ha hecho dieta alguna vez? ¿Quién no ha intentado por las razones que sea comer mejor? ¿Quién nunca ha hecho cosas raras con la comida?
Si miramos a nuestro alrededor la mayoría de las personas que nos rodean están preocupadas por su imagen y su peso y a casi todos nos gustaría cambiar algo de nuestro cuerpo. Para esto nos dejamos arrastrar por la publicidad y por todo lo que nos venden que parece que nos llevará a conseguir lo que queremos con el mínimo esfuerzo.
– Exterior vs. Interior. La importancia de lo que tenemos dentro. Pincha aquí.
La dieta de la piña, comer menos de esto y más de aquello, comer solo fruta por las noches, hacer la dieta de Pepita porque a ella le ha ido muy bien, la dieta de la revista porque dicen que…, la dieta Dukan, la dieta depurativa, el método no sé qué… y así hasta muchísimas más que vistas objetivamente no tienen ningún sentido. De esta forma intentamos controlar nuestra alimentación y bajar esos kilos de más… Pero en la mayoría de los casos lo que se consigue es cansarse de la dieta y recuperar o incluso engordar más que antes de empezarla debido al “efecto rebote”.
Cuando hacemos una dieta de este tipo no nos damos cuenta de que puede tener efectos negativos sobre nuestra salud, pudiendo llegar a causar graves problemas físicos y psicológicos:
- Agravar el riesgo metabólico de las personas.
- Provocar desnutriciones proteicas y déficit en vitaminas y minerales.
- Desencadenar trastornos del comportamiento alimentario (anorexia y bulimia), a veces de mayor gravedad que el exceso de peso que se pretendía corregir. (Para más información sobre TCA pincha aquí .)
- Producir efectos psicológicos negativos.
- Favorecer el efecto rebote.
*Fuente: http://www.naos.aesan.msssi.gob.es/csym/saber_mas/articulos/dietas.html
En un estudio en que se siguió la evolución de 22.944 adultos durante 10 años, se concluyó que el consumo prolongado de dietas pobres en carbohidratos y ricas en proteína se asocia a un incremento en la mortalidad total.
*Fuente: http://www.fesnad.org/dnn/DNN_2008/dietas_milagro.asp
También es verdad que cada día aumenta la gente que quiere mejorar su alimentación y acude a un profesional, es decir, un nutricionista. De esta forma nos aseguramos de que la dieta que vamos a empezar a hacer es una dieta equilibrada, controlada y basada en argumentos científicos.
Aunque a veces, el mero hecho de que nos den una dieta no es suficiente para lograr cambiar nuestros hábitos y parece ser que falta algo más en la ecuación para poder llegar al objetivo deseado.
Diversos estudios demuestran que la pérdida de peso lograda exclusivamente a través del seguimiento de dietas hipocalóricas muestra un elevado índice de fracaso por las dificultades de adhesión mantenida al tratamiento como por la recuperación del peso una vez conseguida la meta. Podéis encontrar un ejemplo en:
http://www.psyciencia.com/wp-content/uploads/2014/12/Tratamiento-Obesidad-y-Autoestima.pdf
Y es ahí donde entra el asesoramiento psicológico.
Cuando trabajamos desde la perspectiva psicológica en el tratamiento nutricional, se trabaja en:
- Clarificación de metas y objetivos
- Aumento de la motivación
- Aumento de la autoestima
- Resolución de problemas durante el tratamiento nutricional
- Control de impulsos
- Ansiedad por la comida y técnicas para controlarla
Con esto conseguimos controlar los factores que hacen que el tratamiento nutricional fracase y abordar desde un enfoque multidisciplinar el objetivo de perder peso, mejorando los hábitos alimentarios y atendiendo a los factores psicosociales.
Por tanto, si quieres perder peso, lo has intentado muchas veces y no has conseguido los resultados deseados, no dudes en acudir a un psicólogo que te pueda ayudar. En la actualidad ya hay muchas clínicas nutricionales donde trabajan con la colaboración de psicólogos y ofrecen tratamientos donde se combina la nutrición con la psicología.