No solo los adultos sufren problemas de ansiedad. En nuestro día a día muchos niños tienen problemas relacionados con esta emoción. La ansiedad es una emoción normal, no podemos evitarla ya que nos ayuda a sobrevivir, pero tenemos que saber cómo gestionarla.
Cuando nos centramos en los niños, tenemos que tener en cuenta que los adultos somos los que les enseñamos, siendo sus principales modelos, a gestionar sus emociones. Por eso es importante saber que cosas les ayudan a saber gestionar sus emociones y que cosas les impiden ese aprendizaje.
En la entrada de hoy veremos que comportamientos y actitudes pueden impedir el aprendizaje de la gestión de la ansiedad y cuales ayudan a los niños a saber manejar esta emoción de forma sana.
Cuando nos ponemos nerviosos nuestra cabeza empieza a tener pensamientos negativos, catastróficos y se nos ocurren mil cosas que pueden ir mal. Por ejemplo, si tengo miedo a volar, pienso cosas cómo «el avión se va estrellar» y eso me hace tener mucha ansiedad. Cuando pasa esto, nuestro comportamiento nos lleva a escapar o evitar la amenaza que ha detectado nuestro cerebro.
En los niños ocurre lo mismo, por ejemplo si un niño tiene ansiedad por separación piensa cosas cómo que a sus padres les va a pasar algo malo. Esto les hace sentir muy mal y por tanto no quieren separarse de ellos.
¿Qué cosas hacen los padres que pueden hacerles sentir peor en estos momentos?
- Tener una participación demasiado intensa en cuanto al comportamiento de sus hijos: estar demasiado pendiente de lo que hacen, no dejarles tener experiencias en las que se pongan nerviosos o tengan que gestionar emociones negativas o intentar solucionarles todos los problemas y no dejar que sientan emociones. También hay padres que refuerzan estos comportamientos dándoles excesiva atención en ese momento.
- No tolerar las emociones negativas: si nosotros cómo adultos no toleramos nuestras emociones negativas es muy difícil que podamos enseñar a los niños a gestionar las suyas y si además cuando nuestros niños tienen esas emociones no les permitimos sentirlas, nos enfadamos con ellos por estar tristes o enfadados, les gritamos por frustrarse…les estamos diciendo que tenerlas esta mal, no les enseñamos a entenderlas y manejarlas. Si cuando estan nerviosos les evitamos pasar por esa situación, nos quitamos el problema en ese momento pero estamos creando a un niño que no sabe sentirse angustiado.
- Limitar mucho los riesgos que corren los niños, no dejarles arriesgarse y cometer errores: pasar por experiencias que nos ponen nerviosos, nos frustran, nos dan miedo o nos enfadan nos ayudan a familiarizarnos con todas esas emociones y a saber que son normales y podemos controlarlas.
- Ser impredecibles y muy castigadores: si tenemos un comportamiento impredecible y demasiado punitivo estamos generando un ambiente estresante para el niño. Es muy importante ser consistente y no dejarnos llevar por nuestro estado de ánimo a la hora de aplicar las consecuencias de los comportamientos de los niños e intentar siempre reaccionar de la misma manera para que el niño tenga un ambiente predecible y sepa lo que esta bien y lo que esta mal.
- Tener un mal moldeamiento respecto a que hacer con las emociones negativas: cómo he comentado más arriba, si nosotros no sabemos cómo afrontar nuestras emociones negativas o las afrontamos de manera inadecuada, estamos enseñando a nuestros niños a hacer lo mismo. Si yo cuando me enfado grito, insulto, pego…le estoy diciendo a mi hijo que esto es lo que se puede hacer cuando me enfado, que es válido.
- Ir al psiquiatra demasiado pronto: la medicación es un instrumento que se tiene que utilizar con cautela y la ansiedad es una emoción que se tiene que aprender a manejar, no anestesiarla con mediación.
¿Qué pueden hacer los padres para hacer que la ansiedad mejore?
- Dar espacio a los niños para que experimenten emociones negativas: es importante que los niños pasen por todo tipo de experiencias y no les intentemos evitar experiencias normales que tienen que saber gestionar como que sus padres les dejen con los abuelos y se vayan a cenar o como quedarse en la guardería.
- Comunicar de manera segura: nuestro lenguaje tiene que intentar ser positivo y tranquilizador con frases como «tú puedes hacerlo»
- Tolerar las emociones negativas: es importante ser tolerante con las emociones negativas que tienen los niños, comprenderlas y respetarlas y no castigarlas o intentar evitarlas.
- Dejarles experimentar cosas moderadamente arriesgadas: nuestros niños tienen que pasar por situaciones normales de riesgo: ir al parque de atracciones, jugar con los amigos, montar en bicicleta, ir solos al colegio cuando tengan la edad adecuada….es importante darles independencia y responsabilidades.
- Ser predecibles y reforzantes: es muy importante crear un ambiente positivo, reforzante y predecible para que los niños se sientan seguros y pueden experimentar con su comportamiento y así vayan aprendiendo poco a poco lo que esta bien y lo que esta mal. Nosotros cómo adultos somos los que tenemos que poner unos límites claros y proporcionados a su edad.
- Ser un buen modelo: si nosotros sabemos gestionar nuestras emociones y somos capaces de dar un buen ejemplo será muy positivo para nuestros niños.
La ansiedad no se puede evitar porque es una emoción normal y cómo tal tenemos que transmitirla a los niños, nuestro mensaje tiene que indicar que se puede gestionar y controlar, podemos pasar por situaciones que nos producen ansiedad afrontándolas, sin evitarlas o escapar de ellas.
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