Hace unas semanas hablábamos de la dependencia emocional en este artículo. Hoy vamos a tratar otro problema bastante común en las relaciones de pareja: los celos. 

Los celos son una emoción compleja que se da ante el temor de sufrir una pérdida de una persona en favor de otra. En esos momentos aparece el temor por la pérdida y el enfado por el posible engaño o falta de respeto o porque pensamos que es injusto para nosotros.

Normalmente los celos se dan en la pareja, pero también se pueden encontrar en otros ámbitos como seria entre padres e hijos, entre hermanos, en el trabajo, entre amigos…

Cuando uno siente celos, no quiere decir que tenga un problema. Los celos son una emoción normal, que siente todo ser humano, por lo que no se puede prescindir de ellos, como tampoco se puede no sentir tristeza, ansiedad… todas estas emociones son inherentes al ser humano y normales y las vamos a sentir a lo largo de nuestra vida.

Pero, ¿pueden llegar a ser los celos un problema? Sí, se puede decir que llegan a ser algo patológico cuando tenemos pensamientos e ideas relacionadas con los celos durante la mayor parte del tiempo, cuando la persona pierde la conexión con la realidad, cuando interfiere en la relación de pareja y cuando  afecta al bienestar personal.

Los celos no son una muestra de amor profunda, sino la expresión de la confusión del concepto de amor con el concepto de posesión que producen un gran deterioro en la pareja pudiendo acabar con la relación y en casos extremos pueden ser una de las causas de la violencia de género.

Controlar el móvil de nuestra pareja puede ser una muestra de conducta de comprobación

¿Cuándo se convierten los celos en un problema?

No es fácil establecer el límite entre los celos normales y los celos patológicos, pero sí que podemos encontrar una serie de características que nos ayudan a ver cuando esos celos se están descontrolando.

Los celos se vuelven anormales cuando son intensos (aparecen ataques de celos) y son constantes. Cuando se traspasa la frontera que permite manejarlos y  resolverlos, se convierten en patológicos.

En los celos patológicos hay tres características nucleares:

  • La ausencia de una causa real desencadenante y  la extraña naturaleza de las sospechas (falta de provocación): cuando una persona sufre este tipo de problema, desconfía de su pareja sin ninguna razón objetiva y sospecha de situaciones aparentemente normales.
  • La reacción irracional de la persona (sufrimiento emocional desproporcionado y conductas de comprobación): cuando se dan estas situaciones la persona reacciona de una forma totalmente incontrolada y sus emociones tiene una alta intensidad causándole un gran malestar.
  • Grado de interferencia grave en la vida cotidiana. Sentir celos puede llegar a afectar en el día a día de la persona:puede llegar a afectar en su trabajo, en su familia o grupo social, etc.

Cuando se dan estos tres factores, la persona acaba perdiendo el control sobre la situación y puede llegar a causar graves problemas en la relación que pueden acabar con ella o que pueden generar violencia.

Cuando una persona piensa que su pareja le esta engañando o desconfía de ella, realiza una serie de conductas de comprobación como interrogatorios, controlar las llamadas, el correo y las redes sociales, aparecer en casa a una hora no habitual para pillar a su pareja, seguirla, etc. Incluso puede llegar a ver sospechas y comportamientos extraños en situaciones que antes eran normales.

Este tipo de problemática se puede trabajar con la ayuda de un profesional de la psicología. Si te sientes identificado con las características que se han descrito o piensas que puedes tener este problema, no lo dudes y consulta con un psicólogo. Te podemos ayudar.